domingo, 27 de diciembre de 2015

Lunisolio cumple un año en Internet





La palabra Lunisolio viene de Luna, Sol y Soledad, fue el nombre de un performance que realicé en los talleres de escultura del Instituto de Estudios Superiores de Artes Plásticas Armando Reverón, hoy Unearte en Caracas, corría el año de 1999, esa obra fue el resultado de una solicitud que me hizo el maestro escultor Luis Marín, mi profesor. 

Desde entonces el nombre de Lunisolio me ha acompañado, mis direcciones de email llevan ese nombre y este mi blog, también. En algún momento contaré cómo se gestó ese performance que tengo registrado en diapositivas. Sólo adelantaré que había una escalera en la que estaba escrita la palabra Lunisolio y descendí a través de cada peldaño. El performance no fue una obra de celebración, nació del dolor y me ayudó a cimientarme, a reconstruirme, el arte es salvador por naturaleza, reconstituyente, tiene uno que aprender a vivir con él y por él, pero ese es otro tema.

Mi trabajo como poeta y editora de este blog no carece de accidentes, los del tiempo de la ciudad con responsabilidades como profesional y madre, además de que siempre me he sentido de otro tiempo, de uno en que pueda macerar los textos como pasas en licor, para luego orearlos y tener la oportunidad de escoger si merecen la pena ser publicados o no; sin embargo, siento que como todo va tan veloz  necesito un espacio expresivo para mostrar a una pequeña, cálida y necesaria audiencia los pensamientos y motivos que tal vez no quepan en ningún otro lugar, que no circulen en la revista de moda, ni sean del interés de diarios ni ostenten estar en  las páginas de revistas literarias. Construir así una suerte de vitrina para quien desee leer, no importa si se llega por accidente, por juego, por amor o antipatía, un espacio para decir lo que necesite expresar. Además algo que se va construyendo como complemento de mi obra poética, que da cuenta de cómo pienso, un ámbito que hable sobre mi proceso creativo, cosa que el lector-espectador pueda comprender algunas cosas, o enredarse más según le plazca, hacerse o hacerme nuevas preguntas. 

Confieso que siento que las gavetas pueden ser útiles, pero son también peligrosas, yo que en mi obra plástica trabajo el espacio y los contenedores, les tengo amor, las mantengo pero me dan mucho que pensar, cuando se muestran a quien no debe, pero sobretodo cuando luego de la muerte del artista son vaciadas, cuando son mimadas por familiares perecederos, cuando resultan inútiles y transitorias, por esa y otras razones hoy les cuento a ustedes desde acá lo que les digo, este es nuestro primer año, vendrán más días, nuevas Lunas y Soles para leer en Soledad.



Ximena Benítez

Caracas, 27 de diciembre de 2015


sábado, 26 de diciembre de 2015

Omar Ramírez, poeta de lo tangible.


                                                    Jazmín de la India


Gritos desaforados de emoción, ternura en la mirada, mucho alboroto: Omar Ramírez, estudió Lengua, Literatura y Latín en el Pedagógico de Caracas, allí conoció a mamá, había nacido en la ciudad de Maracaibo y acababa de llegar de Estocolmo con un amigo científico, un médico sueco llamado Ulf Lundberg. Omar había hecho un doctorado en Filosofía y Letras en la Universidad Complutense de Madrid en la mención Filología Romántica y nos entregó en nuestra casa de Ocumare del Tuy varios poemarios de su autoría: Una sola memoria (1982) prologado por Ernestina Salcedo con ilustraciones de José Luis Aristiguieta, 37 del Invierno edición bilingüe y el tercer libro titulado Palabra & Silencio con prólogo de Domingo Miliani y fotografías de Ulf. 

Un día Omar me fue a buscar al colegio, con esmero revisaba mis cuadernos del quinto grado, y si descubría alguna falta de ortografía me colocaba planas, tareas de caligrafía para que mejorara la letra y nunca olvidara cómo debía escribirse. Adoraba cocinar con mamá, compartían secretos culinarios: jamón con piña, chutney de mango, escabeche de pescado, deliciosas tortas. Conversaban sobre cómo debía hablarse, a menudo sobre el español y sus expresiones, sobre lo coloquial, lo que debe y no decirse, sobre cosas ordinarias, sobre como conservar una verdura o una fruta, de las maneras de ciertos funcionarios públicos.

Omar era sencillo y complicado, andaba casi siempre en bluejeans y franela, era hiperquinético y sincero hasta la inconveniencia, muy alegre y cariñoso. Ulf era aplomado, tranquilo, analítico y observador, mezcla de razón e intuición, se nacionalizó venezolano y llamaba “ñemas” a los huevos de las gallinas que tenían en su parcela de San Francisco de Yare, “Las Moradas”, ese pedacito del mundo, mezcla de culturas con siembra de maíz, mangos, cítricos y oloroso jazmín de la India, allí no sólo habían gallinas con pollitos y gallos, habían gallinas cluecas que parecían unas señoronas con vestido negro y pinticas blancas, orgullosas y distinguidas gallinas, también patos, gansos y perros. Omar le tenía nombre a cada uno de sus animales y un día que yo fui de visita me regaló uno de los patos, me dijo: “Te regalo a Claudio” -no recuerdo si ese era precisamente su nombre- a lo que yo le respondí: “Pato a la naranja”, diciéndole que Claudio pasaría a mejor vida en un delicioso platillo, por lo tanto, no me dejó llevarme su animalito. A mí me encantaba bromear con Omar, me parecía súper divertido y él celebraba mi comportamiento.  En el mundo de las letras los poetas lo recordaban como “el loco Omar”, no porque no fuese poeta, sino porque le decía lo que pensaba a quien fuese en su cara, porque era auténtico y despreciaba las poses, el acartonamiento y lo distante de los cargos burocráticos.

Su obra se nutrió siempre del contacto con lo real, (nunca conocí a alguien más real), hablaba de sus “meditaciones con la escoba”, de sentir en las voces del mercado, en los colores de las frutas, de verduras, vegetales y animales, la vida y lo que está pasando, escuchaba Radio Nacional canal clásico, y tenía cálidos recuerdos de sus viajes: mantas de lana de llama, collares de arcilla mexicanos, estampas de Turquía.

Poeta de lo tangible, profesor por vocación, un ejemplo de que la vida y la obra deben ir de la mano, Omar Ramírez fue sin duda mi primer maestro poeta. Nunca hablaba de literatura, no conversaba sobre la poesía, construía lo poético, lo propiciaba, su mundo y su espíritu estaban plenos de ella, su determinación de alejarse de los círculos literarios, de la bulla, de las poses, calaron hondo en mí. Leer y construir el poema, dejar venir la poesía, plenarse de vida, hacer de la vida una obra y amar, vertiginosamente amar y compartir.


Ximena Benítez

Caracas, 26 de diciembre de 2015




Seis poemas de Omar Ramírez

De Una sola memoria (1982)



Mientras los trozos
de lenguaje disecado
ABOMBABAN
el ambiente
el sonido de las
SSSSSfinales
se
    extendía



***

Apenas
una
sombra de palabra
reposará
   al final
   de estos
   senderos
        en
   raíces


***


El gato Tobías
felizmente pensaba
que yo era
un verdadero animal.
Mientras
yo me convencía de
que ese gato
no era
un animal

***


Ven
antes
que
el tiempo
acabe


De Palabra & Silencio (1984)



VIII
Si hablamos de verdad
digo
que no la capto en palabra refinada;
ésa
abominable,
que por privilegio
es opresiva
y
se afila
al ir urdiendo los saqueos.
Esa palabra
que tienta
hasta el silencio remansado;
asediándolo
asolapadamente
lo azorta
y
 a veces lo aniquila.



***


En
nácar amanecido
tu cuerpo
y
mi cuerpo
de húmedos accidentes
y
la gota de rocío
trajo la isla
y
la historia
con forma de sudor.
Precisamos la sed.
Es así,
ahora la vivo
y
no es que la reviva cada día.
Insisto en el presente
y
el vago movimiento de tu cuerpo.



jueves, 26 de noviembre de 2015

Ya la jaula de cristal se ha fracturado y el mundo muestra sus visceras





 
  
 Fotografía: Chema Madoz

  


a Elizabeth Shön


Ya la jaula de cristal se ha fracturado y el mundo muestra sus vísceras
la luna se hace cargo de su paso
no dice aquí estoy

no reclama no dice nunca

está sola       
y sin miradas

¿qué ha deseado?
¿qué tentación transfigurada se rasga en su ser de claridad intransigente?
¿necesita acaso olvidarse de su nacimiento para hacerse otra piel que luego se agujere?

hay estrechez   cautela   razones
entrepiernas que se cierran y se postran  atropellan y ahuyentan
haciéndola estúpida estudiosa del recato
cuando un perro cuelga de su sudor
mientras se dosifica en mieles
sonríe
sin mostrar su feroz ruido
su caminar de aguante y muérdete las uñas
el embellecido transpirar del crisantemo la rosa muerta hace diez siglos
el verso sin la espada

asumo la ruta que me signa esta belleza que se estropea en mi
sin ser la lenta convención de los laureles
ni la olorosa y movediza transparencia de quien se reafirma ante el espejo

es la cordura de lo frágil persistente
el indeseable desvelo ante el encuentro en que lo diga
muy a pesar de la otra
he visto las escaleras los muros
he atravesado con destreza ciertos pasajes
y no he querido mirar más

no he querido participar aun sabiendo que soy la única culpable
la que guarda sus fieras y las amamanta y las pellizca
me coloco en el fuego y doy la pista sola
y ordeno frasquitos endurecidos
ya he memorizado el juego
vacío los tímpanos y me paso al lado del espejo que no me gusta
la costra va escapándose de la trampa
hay una soga de aguante que se repule

la gruta se pasea de escala en verso
soy una adversión de cosas que se mezclan
tanteo la soledad sin rasgar lo necesario
el papel hace tiempo está desecho

Ximena Benítez
De Temporares en Extamuros, Fondo Editorial IPASME, Caracas, 2007


viernes, 2 de octubre de 2015

Rock y poesía

Rock y poesía 




a los Vargas
a Lenin Márquez 

 
Las presentes palabras no pretenden ser una crítica en el sentido formal, no soy ni he sido músico, me referiré al rock como cualquier persona que lo ha querido, que lo ha amado. En este escrito no encontrarán cronologías exactas, ni el virtuosismo opulento de los críticos oficiales. Escribo desde mi misma, desde mi edad y mis vivencias, con mis amores y antipatías, inscrita en el tiempo en el que he vivido, desde la Caracas de hoy.

Voy a hablarles de una sospecha que se ha venido reiterando una y otra vez desde mi juventud en torno a mí, y que advierto también en muchos otros, les hablaré sobre la relación existente entre la literatura y la música rock.
Al intentar definir el rock nos sucede como con todas las cosas que nos conmueven, que nos agitan el alma; las palabras se agolpan en torno a la definición y sólo es posible asirlas como un conjunto de sensaciones, luego el referido concepto no concuerda exactamente con lo que sentimos al escuchar el rock; pero hagamos el ejercicio citando a Eduardo Guillot: El Rock es tensión, emoción, pulsión sexual, diversión, un estallido de lujuria adolescente, y su razón de ser consiste en llegar a los oídos del oyente y despertar sus emociones.

Veamos entonces un fragmento de la definición de poesía de Octavio Paz: La poesía es conocimiento, salvación, poder, abandono. Operación capaz de cambiar al mundo, la actividad poética es revolucionaria por naturaleza; ejercicio espiritual, es un método de liberación interior. La poesía revela este mundo; crea otro. Pan de los elegidos; alimento maldito. Aísla; une. Invitación al viaje; regreso a la tierra natal. Inspiración, respiración, ejercicio muscular. Plegaria al vacío, diálogo con la ausencia: el tedio, la angustia y la decepción la alimentan. Oración, letanía, epifanía, presencia. Exorcismo, conjuro, magia.

Estas dos definiciones cada una en su debido contexto, describen géneros aparentemente cercanos, por lo menos desde sus definiciones. ¿Es posible entonces encontrar poesía dentro del rock? ¿dónde comienza exactamente un género y dónde acaba el otro?, ¿qué los diferencia?, ¿se opone el rock a la poesía? Y si se opone, ¿dónde y cómo se opone?, si no se oponen rock y poesía, ¿dónde entonces convergen? Para intentar responder estas preguntas veamos algunos fragmentos de canciones de grupos de rock hispanoamericanos, de los años 80 hasta nuestros días, pido excusas por las involuntarias omisiones de los grupos o canciones que pueda hacer, y me centro entonces en brindarles un panorama general de los textos de los grupos que considero guardan estrecha relación con la poesía. 

Comencemos con Barón Rojo, todo rockero que vivió los años ochenta conoce este grupo español. Su nombre nos remite al soldado  de la Alemania de la Primera Guerra Mundial, un mítico aviador que fue apodado Barón Rojo debido a la cantidad de aviones que derribó, en ese tiempo los aviones eran muy pequeños, construidos con madera y al volarlos se podía advertir el rostro del compañero de vuelo que viajaba en el otro pajarraco, así la batalla sostenida en el aire por el Barón Rojo con su enemigo, era lo más parecido a una lucha cuerpo a cuerpo,  tan distante de la fría e impersonal lucha que constituyen las guerras actuales, tras el avance de la tecnología. El Barón Rojo -según documentos históricos que lo prueban-, le escribió una carta a su madre relatándole que sufría terrores nocturnos a causa de una pesadilla reiterante: la cara de terror del enemigo en el descenso hacia el abismo, para encontrar su muerte. El Barón Rojo fue muerto en batalla por otro avión, pero quedó en torno a él una leyenda de horror, sangre y admiración; ésta fue aprovechada por Carlos de Castro, Hermes Calabria y José Luis Campuzano, quienes llamaron a su grupo de rock Barón Rojo. De ellos es imposible olvidar temas como Larga vida al rock´n´roll, en donde la rebeldía del rockero (del joven, del artista) se da duro contra la sociedad: Si has de vivir al amable del rock/ te alcanzará la maldición/ nunca tendrás reputación/ ¡que más da! / ¡mi rollo es el rock!. O la ironía con que trataron a la democracia española en el tema Con las botas sucias: Tienes once años y pareces una vieja/ sigues prisionera de tus gustos ancestrales/ tu mueves resortes para hacer todos los males/ siempre te alimentas de los vicios nacionales/ no te importa nada / y me sancionas. Hay una letra cedida a los integrantes de Barón Rojo por Luis Eduardo Aute -su autor- ellos, la versionaron en rock y es difícil escucharla en otro estilo, me refiero a “Anda suelto satanás”. La obra de Barón Rojo, se inicia en rock´n´roll y luego da paso a un heavy metal de un refinado lirismo contenido en las letras de sus canciones: Sombras en la noche lejos de la luz/ por salir a flote de la oscuridad/ sombras en la noche luchas sin poder/ consolidaciones de la oscuridad. En la temática conceptual de Barón Rojo también encontramos la presencia del antihéroe, la burla ante esa imagen anglosajona que nos dice que los rockeros son unos tipos malos o deben serlo: Desde pequeño ya/ sintió una fuerte vocación/ pequeño espectador de las películas de acción/ y no le interesó ser como el bueno o el galán/ el malo del guión era su tipo a imitar/ castigador y animal/ peleón, perverso de hogar/ el siempre tuvo muy claro lo que iba a ser de mayor/ Malo oooooh, seré El malo. Barón Rojo transitó muchos caminos, hasta llegar a la valiente definición de vida al situarse en un espacio poco privilegiado: Estas en tierra de nadie ya/ en un sombrío lugar/ junto a las sombras que al atacar te atacan a ti/ no puedes huir/ No escucharán tu predicción de una herencia letal/ pero dirán “tiene razón”/ cuando quizá sea tarde.

Como verán las letras de Barón Rojo dan para mucho, y eso que no nos metemos acá con su música ni con toda su obra, sigamos entonces por brindar un panorama general, con otros grupos, tomemos un grupo venezolano esta vez, hablemos de Pastel de Gente, rock´n´roleros, bluseros por excelencia, con la voz de Marcelo Caponi, es incontable la rebeldía y la exaltación del Blues del Perdedor: Soy un negro en Africa del Sur/ pacifista en medio Oriente/ comunista en el Country Club y en Moscú soy disidente/ soy un cero a la izquierda/ aléjate de mí/ soy una mala hierba/ jamas tengo la razón/ por siempre soy un perdedor. Y también es resaltante en este grupo, una aparente canción tonta, al estilo de esas que nombran la palabra “nena”, con un título risible: “Esta es tu noche nena”, canción dedicada al certamen que muchas veces parece definir la estética de nuestro país, me refiero al Mis Venezuela, la letra de Pastel de Gente reza así: Esta es tu noche nena/ controla toda tu emoción/ esta es tu noche nena/ si tu llegas a ser reina/ te exprimiremos como un limón. Y en un tono similar, pero al otro lado del continente quiero hablarles de unos cuantos grupos mexicanos: Botellita de Jerez, Maldita Vecindad y el Tri. Botellita de Jerez nos dio un rock´n´roll cargado de sarcasmo y humor negro, algo bien particular en sus letras se manifestaba, una desenfadada facultad de nombrar lo cotidiano de los subterfugios marginales de Ciudad de México, todo dentro de una música festiva como las calaveras del grabador mexicano Guadalupe Posada:

La Lola paciente mendigaba/ sufría su jefe la obligaba/con ella sacaba buena lana/ la pobre era jorobada/ Su madre le metía al talón/ era perversa y de mal corazón/ su hermano vivía en el reventón/ él era lilo y amante de un panzón.

Otro grupo mexicano,  Maldita Vecindad,  juega con las fusiones dentro de la música rock, incluso versionando una de las rockoleras canciones de Juan Gabriel: “Querida”. Esta agrupación tiene letras tan duras como “Un poco de sangre” donde se cuenta la historia de un niño que limpia parabrisas y es arrollado por un gran auto nuevo. El niño y su problemática social desaparecen, se reducen a una mancha roja en un auto blanco último modelo.

 El rock siempre ha sido y será rebeldía, lucha contra el poder, contra la cultura dominante, y en él se enfatiza lo local; esto se evidencia en El Tri de manera innegable. Alex Lora - su cantante- hombre de extracción popular, nos cuenta sin afeites ni tapujos, las preocupaciones y problemas de su amado México en temas como niño sin amor: Él nació/ que sé yo/ porque quiso el destino/ porque quiso Dios/ yo no sé/ porque fue/ solo Dios que es tan grande pudiera explicarnos/porque ese niño/ teniendo más derecho que tú o que yo ese niño/ no conoce el amor.

La protesta y la denuncia son constantes en las canciones del Tri, y los que han escuchado su música y la horrorosa voz de Alex Lora se preguntarán ¿qué tiene Lora de poético? ¿qué tienen sus canciones?, y yo me pregunto lo mismo, pero la duda se me aclara al escuchar al primer AC/DC con Bon Scot, y sobre todo cuando no puedo dejar de escuchar su grito, el dolor y la autenticidad de lo que nos dice desde esas canciones duras y violentas, hechas con tanto amor y conocimiento de lo vivido. Entonces lo poético deja de constituirse en algo bello e intocable y se vuelca a la vida, se vale de esa palabra callejera y vital, que conforma las canciones del Tri.

Ya hemos tocado algo de España, México y Venezuela. Quiero culminar el capítulo nacional nombrando a las bandas que en los ochenta nos formaron un gusto llenándonos el corazón de esperanza y fuerza, mientras los sociólogos en los periódicos escribían que éramos la “generación boba”, “la generación Chiclet´s Adams”, nosotros los hijos de la depauperada clase media que una vez fue nombrada “La pobreza decente”, escuchábamos a Arkángel, nos nutríamos de canciones como  Hombre Robot, Castillos en el Mar, Desempleado, Represión Latinoamericana y luego con Gillman: Víctima de la Sociedad, Levántate y pelea, Ladrolitico y 27 F. Escuchábamos a La Misma Gente, cantábamos sus canciones y escribíamos sus letras: Que cuando llueve no es que llueve/es que Dios aprende a llorar/ que cuando llueve mas te quiero/ y cuando llueve tu no estás / lluvia son tus ojos/ lluvia es mi intranquilidad. O respirábamos lo urbano y cotidianamente vivido de temas como: Esperando el autobús te puede costar la vida/ esperando el autobús de Caricuao a Carmelitas/ esperando el autobús de la gente olvidada/ esperando el autobús de los Teques a Casalta. O vibrábamos con la hermosísima letra del Tamborero con su poesía lúcida: Tambores del corazón/ tambores de la esperanza/ tambores de cualquier día cualquier calle / tambor es tambor/ ¿qué pasa?. También en esos años nos nutrimos con Resistencia, con canciones como “Los hijos de la democracia”, “Ponte mosca” o “Pintando una paloma”, de sus letras que tienen un marcado existencialismo que se muestra en un heavy metal bien acoplado. No podemos dejar de nombrar cuando hablamos de la música de la Venezuela de esos años a Gran Bite, con su fuerza y su riqueza de matices, tampoco podemos olvidar el extraordinario lirismo de Témpano con Alexis Peña como vocalista.

En Argentina, país de grandes poetas, el rock se hizo también un movimiento consistente. Desde Suigeneris, hasta las lúcidas y escalofriantemente realistas letras de Charlie García: Yo que crecí con Videla / yo que nací sin poder/ yo que luché por la libertad pero nunca la pude tener/ yo que viví entre fascistas/ yo que morí en el altar/ yo que crecí con los que estaban bien pero a la noche estaba todo mal/ Hoy paso el tiempo demoliendo tele/ mientras los chicos allá en la esquina pegan papeles. O lo poético y simbólico contenido en temas como el que cito a continuación: Ella viaja sin parar/ el viejo truco de andar por las sombras/ ella baila sobre el mar/ ella se va// Pasajera en trance/ pasajera en transito perpetuo (…) Un amor real es como dormir y andar despierto/ un amor real es como vivir en aeropuertos. Del rock argentino de esos años no podemos dejar de nombrar el rock postmoderno de Soda Stereo, cuyas letras nos seducían a la vez que nos espantaba lo acartonado de los peinados que llevaban sus integrantes. Fito Paez con su imagen aparentemente despreocupada y sus contradicciones políticas nos sorprendía con letras como esta: Me gusta estar al lado del camino/ (…) tener que vérmelas con la resaca/ (...) vivir atormentado de sentido/ creo que esta si es la parte más pesada/ en tiempos donde nadie escucha a nadie/ en tiempos donde todos contra todos/ en tiempos egoístas y mezquinos/ en tiempos donde siempre estamos solos/ (..) habrá que declararse un inocente/ o habrá que ser abyecto y desalmado. O del mismo Fito Páez, temas abrasadores y desbordantes como su canción “Desierto”, donde la pulsión sexual va en crescendo manifestándose tanto en su letra como en su música, una lástima su postura política de “adulto”. Si hablamos de Argentina no podemos excluir a Rata Blanca, el grupo de heavy metal, que actualmente cuenta con una de las mejores voces del rock en español: la de Adrián Barilari, sus letras nos hablan de Magos e Historias de amor al mejor estilo medieval. Así tenemos un país que luego de vivir la dictadura de Videla se desborda también en el afiladísimo rock´n´roll de La Renga: No me convence ningún tipo de política/ ni el demócrata ni el fascista/ ¿por qué me tocó ser así?/ ni siquiera anarquista/ Caminito al costado del mundo con aire de andar buscándome un rumbo/ ser socio de esta sociedad me puede matar. El desengaño presente en esa generación dio a los rockeros argentinos un estilo nacional bien marcado, una conciencia de país y de sociedad definidos que se reflejó en su música, todo lo contrario a lo que a primera vista puede parecer el rock, que si bien es siempre rebeldía y como el arte está en contra de lo establecido, su rebeldía no es sin causa, es por amor a la humanidad y voluntad de cambio.

El rock hispanoamericano es un tema sumamente amplio y hermoso, los ejemplos serían incontables, lamento mucho no hacer referencia a grupos de toda Latinoamérica, pasaré entonces a culminar la tarea empezada con España. De allí podemos citar varios grupos, desde el desenfado conciente impreso en el heavy metal de Obús con canciones como “Deprisa, deprisa”, que narra las vicisitudes de un joven que quiere ver a su novia y nunca se encuentra con ella, a causa del tráfico de la gran ciudad, demostrando que la grandiosidad de lo moderno y lo tecnológico se hacen vanos al transformarse en incomunicación y desencuentro. Debemos nombrar acá también entre los grupos españoles a Banzay,  la canción que los hizo famosos: Duro y potente, tienes que ser/ la vida es así/ duro, duro y potente/ como el metal no se puede romper/ que todo se puede arreglar tan solo depende de ti. Esta letra constituyó todo un himno entre los adolescentes del momento, con un solo de guitarra inolvidable que evocaba lo duro del metal. Por otra parte, Héroes del Silencio, otro grupo de heavy metal, estableció un estilo muy culto y personal, de ellos podemos citar: (…) los astros no están más lejos/ que los hombres que trato/ (…) Te he dicho que no mires atrás/ porque el cielo no es tuyo/ y hay que empezar despacio/ a deshacer el mundo/ ponme fuera del alcance/ del boceto universal/nos veremos en el exilio o en una celda. En estas letras la poesía, la intuición,  la sensibilidad y lo simbólico se hacen presentes, la música de Héroes del Silencio se retroalimenta con la historia literatura y el arte, esto puede evidenciarse en la siguiente canción: Camino del exceso, fuente de placer/ un plato de desprecio ahoga el veneno/ mientras dure el dinero y dure el empeño/ ladrillo a ladrillo quedan años después/ si estás dispuesto a afrontar la escena/ no es de William Blake/ ¿estás dispuesto a devorar/ estrellas que sacien tu sed?. Esta letra de la canción llamada “El camino del exceso” hace referencia a uno de los poemas de William Blake, -poeta y grabador inglés de finales el siglo diecinueve-, cito los siguientes versos pertenecientes a sus Proverbios del Infierno: En tiempos de siembra aprende, en la cosecha enseña y en el invierno goza/ Conduce carro y arado sobre los huecos de los muertos/ El camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría. Un poema de William Blake iluminó también a una de las figuras de la música rock de todos los tiempos: Jim Morrison, el verso que daría nombre a los Doors dice: Las puertas de la percepción están abiertas.

En  España podemos incluso encontrar el equivalente en español de Jethorotul, me refiero a Ñu, un rockero  que toca la flauta y en cuyo rock hay una bien asimilada influencia de lo celta y lo medieval, las letras de sus canciones no desmerecen el hondo sentimiento de su música: es el héroe que va triste y solitario/ que llega al atardecer/ castiga a magos, duendes y villanos que pagan con sangre su traición/ Las trompetas suenan la llegada/ la corte le recibe con honor/ la princesa le clava los ojos en el alma/ si a él no le asusta el amor/ no se inclina ante el rey/ ni baja la mirada/ arrogancia avalada por valor/ envidia y traición/ su mirada inspira terror.

Para culminar el capítulo del rock español me referiré a Manolo García, el vocalista del Último de la fila, grupo que también dio lo suyo, junto a Leño, Bella Bestia y muchas otras agrupaciones. Las letras de Manolo García son tan poéticas, que si hubiese comenzado con él, pudiésemos estar aún comentando sus imágenes y estableciendo analogías literarias, sus canciones son para escribir mucho, serán tema de otro análisis, veamos una de ellas:

Como tú, camino por ésta estrecha calle /como tú necesito soles que giren para alumbrarme/ que hagan brillar lo bueno que pueda haber en el alma/ sonrío al viento porque en él huelo el humo del incendio/ porque sé que la fe es creer/ en algún dios aunque no exista/ o existir aunque ese dios a veces no crea en ti/ En caminar aunque hoy no brille tu estrella/ Como tú camino por esta tierra que hoy será yerma/ Levedad, somos levedad.

Lo efímero del instante, de la vida en sí son plasmados por Manolo García, un hombre que ha conocido y compartido varios oficios: la pintura, la gráfica, la música y la poesía, cito otra de sus letras: Sobre mis párpados vela/ el gallo de la madrugada, /sobre el péndulo que la vigilia mueve./ Tus rotundas palabras, tu cortante gesto/ son el gélido viento que silba/ por las rendijas de mi pensamiento/ Y es tan grande la tristeza que hoy siento.../ Aléjate espejismo del amor eterno/ sólo eres literaria veleidad/ ni al peregrino das posada ni al sediento agua/ ni al que ansía saber muestras la verdad.

La poesía y el rock, se acercan, se coquetean, hacen que busquemos tanto en uno como en el otro, no están jamás separados, y la vida no debe verse a través de parcelas de conocimiento, acá estoy frente a ustedes, y ustedes y nosotros frente a la eternidad y el mundo. Hagamos cada uno desde nuestros corazones una reflexión interior y topémonos con lo absolutamente glorioso e indestructible, lo que ha sido, lo que fue y será realmente sincero y verdadero: el rock y la poesía. Hagamos de nuestro arte lo que se nos venga en gana, lo necesario y extraordinario que deba nacer: el rock y la poesía de todos los tiempos.


Ximena Benítez

"La poética del Rock", auditorio del Museo de Bellas Artes, Caracas, 2004.

miércoles, 10 de junio de 2015

Desprendimiento





Desde el día de hoy
yo les regalo la narrativa
que se queden con sus cuentos
bien anudados y desenlazados
y que obtengan menciones y
segundos premio en los concursos
del género
Yo les regalo toda la novela y sus
folios infinitos para vender más caro el libro
y que allí tejan
Penélopes machos
el tendido rojo de las miserias humanas
y lo pueblen de seres tasajeados
niños vendiendo rosas mustias en la madrugada
ebriedades insulsas
y que su Don Quijote sea un
policía retirado o un yupi cínico
que se coge a las mujeres entre tragos
y en la mañana las barre de la alcoba
como a pájaros muertos

Yo les regalo todo eso, por favor
tomadlo sin réplica
me llena las manos
me rebosa las valijas
Les regalo todos los galardones venideros
hartaos con ellos
saciad todos los huecos del ego
que os hace garabatear infinitamente
por afán de fama

Yo les regalo también la poesía
aunque me duele el nombre
mejor suerte merecía después de
Safo y de Catulo
les regalo la poesía para que
trencen tiritas de palabras
y erijan altares de boberías donde estremecerse
de balbuceos gagos cuya mayor belleza
es el silencio que resaltan

Les regalo, sí, sus contemplaciones
de jubilado ricachón y sus paseos sobre
el río Hudson o la Plaza Madison
y su vergüenza secreta de no sentir como
Walt Whitman aunque de vez en cunado
clamen bocanadas hueras
Os regalo, sí, la poesía
retirad el cadáver y embalsamadlo

Les regalo pues todos los géneros
y todas las especies
bien encuadrilladas como los
cubículos en que se disputan la envidia
unos a otros, encerrados

Tomad también el ensayo para vosotros
y aunque no ensayeis nada
ensartad mil citas bibliográficas
y haceos un collar de autoridades
con vuestra propia cabeza reducida
que fúlgido luzca en el portal de la Escuela

Llevaos todo y dejadme un cuarto vacío
con ventana a la urbe en que rebrotan los yerbajos
que se escuchen los ruidos y las voces
de la gente que habla
dejadme sólo un tumulto
de palabras vivas
y de cuerpos vocales


Juan Antonio Calzadilla Arreaza, (Caracas, 1959). Ensayista, narrador, poeta y docente.
Poemas Sociómanos Fundación Editorial El Perro y Rana, 2011


miércoles, 6 de mayo de 2015

A Roberto González




 

Roberto en pezuña de cuello afilado
Roberto: bala-carnero-equilibrista
Roberto burla en cascabel las máscaras del guano
pezuña puño piel de cáscara lúcida

nunca antes había visto piel igual
pero sí vi los perros
que salían de la boca de sus enemigos

Roberto en gota-túnica
columpio de la intranquilidad
en tela-cuña gasa-abeja
en tiza auxilio

en boceto impresionante de realidad



De Temporales en Extramuros, Ximena Benítez, Fondo Editorial Ipasme, 2007.

domingo, 1 de marzo de 2015

Perchero





Nada me complace menos que acomodar una pila de ropa en el closet, tarea que debo hacer por lo menos una vez por semana. Por gracia o desgracia, descubrí la utilidad del perchero, que permite colgar toda la ropa que te quitas o no quieres ponerte ese día y te has probado y te evita el trabajo de volver a colgarla en su gancho. 

El perchero se vuelve entonces como un emparrado horizontal del que cuelgan colores de todo tipo y casi nunca coinciden en un mismo lugar. El fin de semana debo entonces volver a su sitio cada prenda de vestir y el perchero queda entonces peladito como recién podado, sólo se ven carteras en él, se ve muy sólo, hasta triste, pero poco a poco se va llenando sin que nadie lo advierta, cómplice de amantes y penumbras.



Ximena Benítez, 2001.





sábado, 24 de enero de 2015

Relojerías








esas tiendas parecen relojerías
con su vaivén de mercancías
con sus muchachas bostezando mientras cuentan los segundos para escapar

en las vidrieras se ofrece algo fingido y festejante que te anima a entrar
y el danzante atropello no es sino dar por algo
tratar con otro por algo
y en ese momento entender

unos suben y bajan
y nadie da razón
se excluyen miradas
entran y salen cajas maravillosas
y el latido del almuerzo exorbitándolo todo
esas no son tiendas

son relojerías


Ximena Benítez
A Alejandra Segovia


domingo, 11 de enero de 2015

Certezas





¿Quién ha visto a la paloma casándose con el gavilán...?
Juan Gelman

desoído grito
me alienta
en tibia consternación
se amanece fresco

no es de nadie
no
a todos horroriza

poseía
desconsuelo
e intemperie

aprendió
de la ingratitud
lo cierto
  
                           

martes, 6 de enero de 2015

Soles





               te quise
               y nunca quise saberlo
               te quise con amor de amiga de mujer de hermana

               te tuve en sueños que espanté en vigilia /pero igual
               sabemos ambos que fuimos soles
               aún sin nuestros cuerpos
               amados pobladores fundando una mirada otra
               uno que otro quejido sin decir almas

               luego vino ella
               pasado entonces
               nuestro encuentro no cantamos
               lo no sido
                 no da ríos
                 ni revueltas




Ximena Benítez
2001

domingo, 4 de enero de 2015

Piedra de Habla de Ana Enriqueta Terán, indeleble belleza


Ana Enriqueta Terán


Ximena Benítez

El libro Piedra de Habla, número 252 de la Fundación Editorial Biblioteca Ayacucho materializa la síntesis de la obra poética de una de las voces más hondas de la poesía hispanoamericana: Ana Enriqueta Terán (Valera, Trujillo 1918). Dulzura y fortaleza, tenacidad de hermosísima mujer, arropada por sus ancestros, sostenida por una intuición inefable, bendecida por la poesía.

Este volumen de la Fundación Editorial Biblioteca Ayacucho nos ofrece una antología de poemas realizado por la autora, con prólogo, cronología y bibliografía de la poeta e investigadora Patricia Guzmán. La portada de este libro reproduce un detalle de un retrato de Ana Enriqueta Terán realizado por el artista plástico Gabriel Bracho.

                     Portada del libro Piedra de Habla, Fundación Editorial Biblioteca Ayacucho

Ana Enriqueta Terán ha representado para la generación de poetas a la que pertenezco, un ejemplo de virtud en vida y obra. ¿Cómo puede percibirse la vida desde la feminidad, con tantas cosas que se esperan de una niña, de una jovencita, de una mujer, de una esposa, de una madre, de una dama que esencialmente es poeta?  ¿Cómo en ella se va construyendo una obra, cómo lleva su casa, cómo es Ana Enriqueta hija, hermana, cómo construye su familia, cómo vive, cómo se relaciona con la comunidad, con el mundo, con sus animales, con sus plantas, con la naturaleza?, ¿cómo respira desde la venezolanidad a través de las edades, las épocas? con las ausencias y sus duelos, con la certeza de la compañía amorosa de quienes ama y la amaron, con la paciencia y la fuerza de vivir, de alumbrarse desde adentro y jamás desatender su vocación creadora, la poesía, la palabra.

En su poesía en sus sonetos conviven las formas de lo antiguo siendo nuevo:

SONETO DEL DESEO MÁS ALTO

Necesito un anillo delirante
para la oculta sombra de mi mano,
un archivo de mar para el verano
y documentos para el agua suplicante.

Para mi mano un riguroso guante
de piel de tiempo y pensamiento vano
y la mesa de juego donde gano
contra la muerte mi color menguante.

Una sortija de algas con países
y lenguas diferentes, con nocturnos
bisontes y cuadernos vegetales;

para mi mano los rebaños grises,
las edades de tactos taciturnos
y el pulso de secos minerales. (1)

Este soneto muestra como lo finito va a lo infinito y regresa, como la cercanía con el mar que va y viene se nutre de sí mismo, en este texto el tiempo está presente, aparece la escritura, el acto de escribir y la mano por momentos puede contemplarse como una pintura por la que transitan rebaños grises, tactos taciturnos, pulso de secos minerales.


La rítmica musicalidad del verso libre cobra cuerpo en sus textos, sus temas son diversos,  las sensaciones o lo que simbolizan vestiduras de ropas oscuras o claras, ejemplo, la cercanía al presagio,  escribe sobre ciertas posturas de mujeres que fueron estigmas de algunos tiempos, como en este poema:

                                         LAS CULEBRAS DEL REINO

Estas son las culebras del reino. Las grandes damas que hacen mandados.
Señoras delicadas y muy libres hacia las ceremonias futuras.
Las damas que amanecen con nuevos nombres unidos al tabaco verde;
que agitan huesos de ídolos y se encuevan en palacios de oro,
-“Queremos agujas, hilo, tela blanca. Cenizas para el despido y la luz”.
¡Oh! Las damas, viejas damas que hacen mandados.
                              ESTAS SON LAS CULEBRAS DEL REINO.


En este poema lo sombrío de lo femenino sale a la luz, es un texto que muestra la hipocresía y las apariencias en torno a las mujeres de una época,  pueden en algunos lugares aún encontrarse personajes como estos.
Este otro texto, -precioso en su resplandor- lo antecede en este libro:

                                 SE ALABA ESTA CASA

Se alaba esta casa plena de recursos seculares: se hace el pan.
Se hacen manteles, sábanas. La mesa servida. Se ocultan fechas,
malas horas, ciertas plantas, ciertas plantas. Pesadumbre:
fogón con rescoldos de días anteriores, banderas, banderas.
Se ausculta el cielo, hombres que conversan debajo de los árboles,
Se tiñen las botas del primogénito con jugos de acanto.
Se alaba esta casa visitada por la humildad
                                  Y CORONADA DE BUENOS DESEOS.


La poesía de Ana Enriqueta Terán resulta cada vez más cautivante a medida que se le aprende a escuchar no solo desde sus sentidos, principalmente desde su musicalidad. Sus poemas nos ofrecen una extensa familia de palabras como la naturaleza del trópico, venezolana hasta la médula, la poetisa habla desde la verdad,  abraza la verdad, las imágenes de su poesía nos desnudan bellezas, fealdades, envidias, precogniciones, deseos, misterios, tenacidad en saberse dueña de sí misma en una perpetua búsqueda escritural que se renueva en su relación vital con los ciclos temporales. Cuando se lee Piedra de Habla de Ana Enriqueta Terán se entra a un universo complejo, colorido, privilegiado, consiente de su tiempo y de su espacio vital, consciente de la condición de mujer venezolana de su autora, de su temporalidad y lenguaje, sin duda este es un libro para leer y releer, un libro que nos acompañará entrañablemente, porque la poesía de Ana Enriqueta Terán es extraordinaria y necesaria para todo el que desee conocer la literatura venezolana.