viernes, 2 de octubre de 2015

Rock y poesía

Rock y poesía 




a los Vargas
a Lenin Márquez 

 
Las presentes palabras no pretenden ser una crítica en el sentido formal, no soy ni he sido músico, me referiré al rock como cualquier persona que lo ha querido, que lo ha amado. En este escrito no encontrarán cronologías exactas, ni el virtuosismo opulento de los críticos oficiales. Escribo desde mi misma, desde mi edad y mis vivencias, con mis amores y antipatías, inscrita en el tiempo en el que he vivido, desde la Caracas de hoy.

Voy a hablarles de una sospecha que se ha venido reiterando una y otra vez desde mi juventud en torno a mí, y que advierto también en muchos otros, les hablaré sobre la relación existente entre la literatura y la música rock.
Al intentar definir el rock nos sucede como con todas las cosas que nos conmueven, que nos agitan el alma; las palabras se agolpan en torno a la definición y sólo es posible asirlas como un conjunto de sensaciones, luego el referido concepto no concuerda exactamente con lo que sentimos al escuchar el rock; pero hagamos el ejercicio citando a Eduardo Guillot: El Rock es tensión, emoción, pulsión sexual, diversión, un estallido de lujuria adolescente, y su razón de ser consiste en llegar a los oídos del oyente y despertar sus emociones.

Veamos entonces un fragmento de la definición de poesía de Octavio Paz: La poesía es conocimiento, salvación, poder, abandono. Operación capaz de cambiar al mundo, la actividad poética es revolucionaria por naturaleza; ejercicio espiritual, es un método de liberación interior. La poesía revela este mundo; crea otro. Pan de los elegidos; alimento maldito. Aísla; une. Invitación al viaje; regreso a la tierra natal. Inspiración, respiración, ejercicio muscular. Plegaria al vacío, diálogo con la ausencia: el tedio, la angustia y la decepción la alimentan. Oración, letanía, epifanía, presencia. Exorcismo, conjuro, magia.

Estas dos definiciones cada una en su debido contexto, describen géneros aparentemente cercanos, por lo menos desde sus definiciones. ¿Es posible entonces encontrar poesía dentro del rock? ¿dónde comienza exactamente un género y dónde acaba el otro?, ¿qué los diferencia?, ¿se opone el rock a la poesía? Y si se opone, ¿dónde y cómo se opone?, si no se oponen rock y poesía, ¿dónde entonces convergen? Para intentar responder estas preguntas veamos algunos fragmentos de canciones de grupos de rock hispanoamericanos, de los años 80 hasta nuestros días, pido excusas por las involuntarias omisiones de los grupos o canciones que pueda hacer, y me centro entonces en brindarles un panorama general de los textos de los grupos que considero guardan estrecha relación con la poesía. 

Comencemos con Barón Rojo, todo rockero que vivió los años ochenta conoce este grupo español. Su nombre nos remite al soldado  de la Alemania de la Primera Guerra Mundial, un mítico aviador que fue apodado Barón Rojo debido a la cantidad de aviones que derribó, en ese tiempo los aviones eran muy pequeños, construidos con madera y al volarlos se podía advertir el rostro del compañero de vuelo que viajaba en el otro pajarraco, así la batalla sostenida en el aire por el Barón Rojo con su enemigo, era lo más parecido a una lucha cuerpo a cuerpo,  tan distante de la fría e impersonal lucha que constituyen las guerras actuales, tras el avance de la tecnología. El Barón Rojo -según documentos históricos que lo prueban-, le escribió una carta a su madre relatándole que sufría terrores nocturnos a causa de una pesadilla reiterante: la cara de terror del enemigo en el descenso hacia el abismo, para encontrar su muerte. El Barón Rojo fue muerto en batalla por otro avión, pero quedó en torno a él una leyenda de horror, sangre y admiración; ésta fue aprovechada por Carlos de Castro, Hermes Calabria y José Luis Campuzano, quienes llamaron a su grupo de rock Barón Rojo. De ellos es imposible olvidar temas como Larga vida al rock´n´roll, en donde la rebeldía del rockero (del joven, del artista) se da duro contra la sociedad: Si has de vivir al amable del rock/ te alcanzará la maldición/ nunca tendrás reputación/ ¡que más da! / ¡mi rollo es el rock!. O la ironía con que trataron a la democracia española en el tema Con las botas sucias: Tienes once años y pareces una vieja/ sigues prisionera de tus gustos ancestrales/ tu mueves resortes para hacer todos los males/ siempre te alimentas de los vicios nacionales/ no te importa nada / y me sancionas. Hay una letra cedida a los integrantes de Barón Rojo por Luis Eduardo Aute -su autor- ellos, la versionaron en rock y es difícil escucharla en otro estilo, me refiero a “Anda suelto satanás”. La obra de Barón Rojo, se inicia en rock´n´roll y luego da paso a un heavy metal de un refinado lirismo contenido en las letras de sus canciones: Sombras en la noche lejos de la luz/ por salir a flote de la oscuridad/ sombras en la noche luchas sin poder/ consolidaciones de la oscuridad. En la temática conceptual de Barón Rojo también encontramos la presencia del antihéroe, la burla ante esa imagen anglosajona que nos dice que los rockeros son unos tipos malos o deben serlo: Desde pequeño ya/ sintió una fuerte vocación/ pequeño espectador de las películas de acción/ y no le interesó ser como el bueno o el galán/ el malo del guión era su tipo a imitar/ castigador y animal/ peleón, perverso de hogar/ el siempre tuvo muy claro lo que iba a ser de mayor/ Malo oooooh, seré El malo. Barón Rojo transitó muchos caminos, hasta llegar a la valiente definición de vida al situarse en un espacio poco privilegiado: Estas en tierra de nadie ya/ en un sombrío lugar/ junto a las sombras que al atacar te atacan a ti/ no puedes huir/ No escucharán tu predicción de una herencia letal/ pero dirán “tiene razón”/ cuando quizá sea tarde.

Como verán las letras de Barón Rojo dan para mucho, y eso que no nos metemos acá con su música ni con toda su obra, sigamos entonces por brindar un panorama general, con otros grupos, tomemos un grupo venezolano esta vez, hablemos de Pastel de Gente, rock´n´roleros, bluseros por excelencia, con la voz de Marcelo Caponi, es incontable la rebeldía y la exaltación del Blues del Perdedor: Soy un negro en Africa del Sur/ pacifista en medio Oriente/ comunista en el Country Club y en Moscú soy disidente/ soy un cero a la izquierda/ aléjate de mí/ soy una mala hierba/ jamas tengo la razón/ por siempre soy un perdedor. Y también es resaltante en este grupo, una aparente canción tonta, al estilo de esas que nombran la palabra “nena”, con un título risible: “Esta es tu noche nena”, canción dedicada al certamen que muchas veces parece definir la estética de nuestro país, me refiero al Mis Venezuela, la letra de Pastel de Gente reza así: Esta es tu noche nena/ controla toda tu emoción/ esta es tu noche nena/ si tu llegas a ser reina/ te exprimiremos como un limón. Y en un tono similar, pero al otro lado del continente quiero hablarles de unos cuantos grupos mexicanos: Botellita de Jerez, Maldita Vecindad y el Tri. Botellita de Jerez nos dio un rock´n´roll cargado de sarcasmo y humor negro, algo bien particular en sus letras se manifestaba, una desenfadada facultad de nombrar lo cotidiano de los subterfugios marginales de Ciudad de México, todo dentro de una música festiva como las calaveras del grabador mexicano Guadalupe Posada:

La Lola paciente mendigaba/ sufría su jefe la obligaba/con ella sacaba buena lana/ la pobre era jorobada/ Su madre le metía al talón/ era perversa y de mal corazón/ su hermano vivía en el reventón/ él era lilo y amante de un panzón.

Otro grupo mexicano,  Maldita Vecindad,  juega con las fusiones dentro de la música rock, incluso versionando una de las rockoleras canciones de Juan Gabriel: “Querida”. Esta agrupación tiene letras tan duras como “Un poco de sangre” donde se cuenta la historia de un niño que limpia parabrisas y es arrollado por un gran auto nuevo. El niño y su problemática social desaparecen, se reducen a una mancha roja en un auto blanco último modelo.

 El rock siempre ha sido y será rebeldía, lucha contra el poder, contra la cultura dominante, y en él se enfatiza lo local; esto se evidencia en El Tri de manera innegable. Alex Lora - su cantante- hombre de extracción popular, nos cuenta sin afeites ni tapujos, las preocupaciones y problemas de su amado México en temas como niño sin amor: Él nació/ que sé yo/ porque quiso el destino/ porque quiso Dios/ yo no sé/ porque fue/ solo Dios que es tan grande pudiera explicarnos/porque ese niño/ teniendo más derecho que tú o que yo ese niño/ no conoce el amor.

La protesta y la denuncia son constantes en las canciones del Tri, y los que han escuchado su música y la horrorosa voz de Alex Lora se preguntarán ¿qué tiene Lora de poético? ¿qué tienen sus canciones?, y yo me pregunto lo mismo, pero la duda se me aclara al escuchar al primer AC/DC con Bon Scot, y sobre todo cuando no puedo dejar de escuchar su grito, el dolor y la autenticidad de lo que nos dice desde esas canciones duras y violentas, hechas con tanto amor y conocimiento de lo vivido. Entonces lo poético deja de constituirse en algo bello e intocable y se vuelca a la vida, se vale de esa palabra callejera y vital, que conforma las canciones del Tri.

Ya hemos tocado algo de España, México y Venezuela. Quiero culminar el capítulo nacional nombrando a las bandas que en los ochenta nos formaron un gusto llenándonos el corazón de esperanza y fuerza, mientras los sociólogos en los periódicos escribían que éramos la “generación boba”, “la generación Chiclet´s Adams”, nosotros los hijos de la depauperada clase media que una vez fue nombrada “La pobreza decente”, escuchábamos a Arkángel, nos nutríamos de canciones como  Hombre Robot, Castillos en el Mar, Desempleado, Represión Latinoamericana y luego con Gillman: Víctima de la Sociedad, Levántate y pelea, Ladrolitico y 27 F. Escuchábamos a La Misma Gente, cantábamos sus canciones y escribíamos sus letras: Que cuando llueve no es que llueve/es que Dios aprende a llorar/ que cuando llueve mas te quiero/ y cuando llueve tu no estás / lluvia son tus ojos/ lluvia es mi intranquilidad. O respirábamos lo urbano y cotidianamente vivido de temas como: Esperando el autobús te puede costar la vida/ esperando el autobús de Caricuao a Carmelitas/ esperando el autobús de la gente olvidada/ esperando el autobús de los Teques a Casalta. O vibrábamos con la hermosísima letra del Tamborero con su poesía lúcida: Tambores del corazón/ tambores de la esperanza/ tambores de cualquier día cualquier calle / tambor es tambor/ ¿qué pasa?. También en esos años nos nutrimos con Resistencia, con canciones como “Los hijos de la democracia”, “Ponte mosca” o “Pintando una paloma”, de sus letras que tienen un marcado existencialismo que se muestra en un heavy metal bien acoplado. No podemos dejar de nombrar cuando hablamos de la música de la Venezuela de esos años a Gran Bite, con su fuerza y su riqueza de matices, tampoco podemos olvidar el extraordinario lirismo de Témpano con Alexis Peña como vocalista.

En Argentina, país de grandes poetas, el rock se hizo también un movimiento consistente. Desde Suigeneris, hasta las lúcidas y escalofriantemente realistas letras de Charlie García: Yo que crecí con Videla / yo que nací sin poder/ yo que luché por la libertad pero nunca la pude tener/ yo que viví entre fascistas/ yo que morí en el altar/ yo que crecí con los que estaban bien pero a la noche estaba todo mal/ Hoy paso el tiempo demoliendo tele/ mientras los chicos allá en la esquina pegan papeles. O lo poético y simbólico contenido en temas como el que cito a continuación: Ella viaja sin parar/ el viejo truco de andar por las sombras/ ella baila sobre el mar/ ella se va// Pasajera en trance/ pasajera en transito perpetuo (…) Un amor real es como dormir y andar despierto/ un amor real es como vivir en aeropuertos. Del rock argentino de esos años no podemos dejar de nombrar el rock postmoderno de Soda Stereo, cuyas letras nos seducían a la vez que nos espantaba lo acartonado de los peinados que llevaban sus integrantes. Fito Paez con su imagen aparentemente despreocupada y sus contradicciones políticas nos sorprendía con letras como esta: Me gusta estar al lado del camino/ (…) tener que vérmelas con la resaca/ (...) vivir atormentado de sentido/ creo que esta si es la parte más pesada/ en tiempos donde nadie escucha a nadie/ en tiempos donde todos contra todos/ en tiempos egoístas y mezquinos/ en tiempos donde siempre estamos solos/ (..) habrá que declararse un inocente/ o habrá que ser abyecto y desalmado. O del mismo Fito Páez, temas abrasadores y desbordantes como su canción “Desierto”, donde la pulsión sexual va en crescendo manifestándose tanto en su letra como en su música, una lástima su postura política de “adulto”. Si hablamos de Argentina no podemos excluir a Rata Blanca, el grupo de heavy metal, que actualmente cuenta con una de las mejores voces del rock en español: la de Adrián Barilari, sus letras nos hablan de Magos e Historias de amor al mejor estilo medieval. Así tenemos un país que luego de vivir la dictadura de Videla se desborda también en el afiladísimo rock´n´roll de La Renga: No me convence ningún tipo de política/ ni el demócrata ni el fascista/ ¿por qué me tocó ser así?/ ni siquiera anarquista/ Caminito al costado del mundo con aire de andar buscándome un rumbo/ ser socio de esta sociedad me puede matar. El desengaño presente en esa generación dio a los rockeros argentinos un estilo nacional bien marcado, una conciencia de país y de sociedad definidos que se reflejó en su música, todo lo contrario a lo que a primera vista puede parecer el rock, que si bien es siempre rebeldía y como el arte está en contra de lo establecido, su rebeldía no es sin causa, es por amor a la humanidad y voluntad de cambio.

El rock hispanoamericano es un tema sumamente amplio y hermoso, los ejemplos serían incontables, lamento mucho no hacer referencia a grupos de toda Latinoamérica, pasaré entonces a culminar la tarea empezada con España. De allí podemos citar varios grupos, desde el desenfado conciente impreso en el heavy metal de Obús con canciones como “Deprisa, deprisa”, que narra las vicisitudes de un joven que quiere ver a su novia y nunca se encuentra con ella, a causa del tráfico de la gran ciudad, demostrando que la grandiosidad de lo moderno y lo tecnológico se hacen vanos al transformarse en incomunicación y desencuentro. Debemos nombrar acá también entre los grupos españoles a Banzay,  la canción que los hizo famosos: Duro y potente, tienes que ser/ la vida es así/ duro, duro y potente/ como el metal no se puede romper/ que todo se puede arreglar tan solo depende de ti. Esta letra constituyó todo un himno entre los adolescentes del momento, con un solo de guitarra inolvidable que evocaba lo duro del metal. Por otra parte, Héroes del Silencio, otro grupo de heavy metal, estableció un estilo muy culto y personal, de ellos podemos citar: (…) los astros no están más lejos/ que los hombres que trato/ (…) Te he dicho que no mires atrás/ porque el cielo no es tuyo/ y hay que empezar despacio/ a deshacer el mundo/ ponme fuera del alcance/ del boceto universal/nos veremos en el exilio o en una celda. En estas letras la poesía, la intuición,  la sensibilidad y lo simbólico se hacen presentes, la música de Héroes del Silencio se retroalimenta con la historia literatura y el arte, esto puede evidenciarse en la siguiente canción: Camino del exceso, fuente de placer/ un plato de desprecio ahoga el veneno/ mientras dure el dinero y dure el empeño/ ladrillo a ladrillo quedan años después/ si estás dispuesto a afrontar la escena/ no es de William Blake/ ¿estás dispuesto a devorar/ estrellas que sacien tu sed?. Esta letra de la canción llamada “El camino del exceso” hace referencia a uno de los poemas de William Blake, -poeta y grabador inglés de finales el siglo diecinueve-, cito los siguientes versos pertenecientes a sus Proverbios del Infierno: En tiempos de siembra aprende, en la cosecha enseña y en el invierno goza/ Conduce carro y arado sobre los huecos de los muertos/ El camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría. Un poema de William Blake iluminó también a una de las figuras de la música rock de todos los tiempos: Jim Morrison, el verso que daría nombre a los Doors dice: Las puertas de la percepción están abiertas.

En  España podemos incluso encontrar el equivalente en español de Jethorotul, me refiero a Ñu, un rockero  que toca la flauta y en cuyo rock hay una bien asimilada influencia de lo celta y lo medieval, las letras de sus canciones no desmerecen el hondo sentimiento de su música: es el héroe que va triste y solitario/ que llega al atardecer/ castiga a magos, duendes y villanos que pagan con sangre su traición/ Las trompetas suenan la llegada/ la corte le recibe con honor/ la princesa le clava los ojos en el alma/ si a él no le asusta el amor/ no se inclina ante el rey/ ni baja la mirada/ arrogancia avalada por valor/ envidia y traición/ su mirada inspira terror.

Para culminar el capítulo del rock español me referiré a Manolo García, el vocalista del Último de la fila, grupo que también dio lo suyo, junto a Leño, Bella Bestia y muchas otras agrupaciones. Las letras de Manolo García son tan poéticas, que si hubiese comenzado con él, pudiésemos estar aún comentando sus imágenes y estableciendo analogías literarias, sus canciones son para escribir mucho, serán tema de otro análisis, veamos una de ellas:

Como tú, camino por ésta estrecha calle /como tú necesito soles que giren para alumbrarme/ que hagan brillar lo bueno que pueda haber en el alma/ sonrío al viento porque en él huelo el humo del incendio/ porque sé que la fe es creer/ en algún dios aunque no exista/ o existir aunque ese dios a veces no crea en ti/ En caminar aunque hoy no brille tu estrella/ Como tú camino por esta tierra que hoy será yerma/ Levedad, somos levedad.

Lo efímero del instante, de la vida en sí son plasmados por Manolo García, un hombre que ha conocido y compartido varios oficios: la pintura, la gráfica, la música y la poesía, cito otra de sus letras: Sobre mis párpados vela/ el gallo de la madrugada, /sobre el péndulo que la vigilia mueve./ Tus rotundas palabras, tu cortante gesto/ son el gélido viento que silba/ por las rendijas de mi pensamiento/ Y es tan grande la tristeza que hoy siento.../ Aléjate espejismo del amor eterno/ sólo eres literaria veleidad/ ni al peregrino das posada ni al sediento agua/ ni al que ansía saber muestras la verdad.

La poesía y el rock, se acercan, se coquetean, hacen que busquemos tanto en uno como en el otro, no están jamás separados, y la vida no debe verse a través de parcelas de conocimiento, acá estoy frente a ustedes, y ustedes y nosotros frente a la eternidad y el mundo. Hagamos cada uno desde nuestros corazones una reflexión interior y topémonos con lo absolutamente glorioso e indestructible, lo que ha sido, lo que fue y será realmente sincero y verdadero: el rock y la poesía. Hagamos de nuestro arte lo que se nos venga en gana, lo necesario y extraordinario que deba nacer: el rock y la poesía de todos los tiempos.


Ximena Benítez

"La poética del Rock", auditorio del Museo de Bellas Artes, Caracas, 2004.