Rock y poesía
a los Vargas
a Lenin Márquez
Las presentes palabras no pretenden ser una crítica en el sentido formal, no soy ni he sido músico, me referiré al rock como cualquier persona que lo ha querido, que lo ha amado. En este escrito no encontrarán cronologías exactas, ni el virtuosismo opulento de los críticos oficiales. Escribo desde mi misma, desde mi edad y mis vivencias, con mis amores y antipatías, inscrita en el tiempo en el que he vivido, desde
Voy a hablarles de una sospecha que se
ha venido reiterando una y otra vez desde mi juventud en torno a mí, y que
advierto también en muchos otros, les hablaré sobre la relación existente entre
la literatura y la música rock.
Al intentar definir el rock nos sucede
como con todas las cosas que nos conmueven, que nos agitan el alma; las
palabras se agolpan en torno a la definición y sólo es posible asirlas como un
conjunto de sensaciones, luego el referido concepto no concuerda exactamente
con lo que sentimos al escuchar el rock; pero hagamos el ejercicio citando a
Eduardo Guillot: El Rock es tensión,
emoción, pulsión sexual, diversión, un estallido de lujuria adolescente, y su
razón de ser consiste en llegar a los oídos del oyente y despertar sus
emociones.
Veamos entonces un fragmento de la
definición de poesía de Octavio Paz: La
poesía es conocimiento, salvación, poder, abandono. Operación capaz de cambiar
al mundo, la actividad poética es revolucionaria por naturaleza; ejercicio
espiritual, es un método de liberación interior. La poesía revela este mundo;
crea otro. Pan de los elegidos; alimento maldito. Aísla; une. Invitación al
viaje; regreso a la tierra natal. Inspiración, respiración, ejercicio muscular.
Plegaria al vacío, diálogo con la ausencia: el tedio, la angustia y la
decepción la alimentan. Oración, letanía, epifanía, presencia. Exorcismo,
conjuro, magia.
Estas dos definiciones cada una en su
debido contexto, describen géneros aparentemente cercanos, por lo menos desde
sus definiciones. ¿Es posible entonces encontrar poesía dentro del rock? ¿dónde
comienza exactamente un género y dónde acaba el otro?, ¿qué los diferencia?,
¿se opone el rock a la poesía? Y si se opone, ¿dónde y cómo se opone?, si no se
oponen rock y poesía, ¿dónde entonces convergen? Para intentar responder estas
preguntas veamos algunos fragmentos de canciones de grupos de rock
hispanoamericanos, de los años 80 hasta nuestros días, pido excusas por las
involuntarias omisiones de los grupos o canciones que pueda hacer, y me centro
entonces en brindarles un panorama general de los textos de los grupos que
considero guardan estrecha relación con la poesía.
Comencemos con Barón Rojo, todo
rockero que vivió los años ochenta conoce este grupo español. Su nombre nos
remite al soldado de la Alemania de la Primera
Guerra Mundial, un mítico aviador que fue apodado Barón Rojo debido a la
cantidad de aviones que derribó, en ese tiempo los aviones eran muy pequeños,
construidos con madera y al volarlos se podía advertir el rostro del compañero
de vuelo que viajaba en el otro pajarraco, así la batalla sostenida en el aire
por el Barón Rojo con su enemigo, era lo más parecido a una lucha cuerpo a
cuerpo, tan distante de la fría e
impersonal lucha que constituyen las guerras actuales, tras el avance de la
tecnología. El Barón Rojo -según documentos históricos que lo prueban-, le
escribió una carta a su madre relatándole que sufría terrores nocturnos a causa
de una pesadilla reiterante: la cara de terror del enemigo en el descenso hacia
el abismo, para encontrar su muerte. El Barón Rojo fue muerto en batalla por
otro avión, pero quedó en torno a él una leyenda de horror, sangre y
admiración; ésta fue aprovechada por Carlos de Castro, Hermes Calabria y José
Luis Campuzano, quienes llamaron a su grupo de rock Barón Rojo. De ellos es
imposible olvidar temas como Larga vida al rock´n´roll, en donde la rebeldía
del rockero (del joven, del artista) se da duro contra la sociedad: Si has de vivir al amable del rock/ te
alcanzará la maldición/ nunca tendrás reputación/ ¡que más da! / ¡mi rollo es
el rock!. O la ironía con que trataron a la democracia española en el tema Con las botas sucias: Tienes once años y
pareces una vieja/ sigues prisionera de tus gustos ancestrales/ tu mueves
resortes para hacer todos los males/ siempre te alimentas de los vicios
nacionales/ no te importa nada / y me sancionas. Hay una letra cedida a los
integrantes de Barón Rojo por Luis Eduardo Aute -su autor- ellos, la
versionaron en rock y es difícil escucharla en otro estilo, me refiero a “Anda suelto satanás”. La obra de
Barón Rojo, se inicia en rock´n´roll y luego da paso a un heavy metal de un
refinado lirismo contenido en las letras de sus canciones: Sombras en la noche lejos de la luz/ por salir a flote de la oscuridad/
sombras en la noche luchas sin poder/ consolidaciones de la oscuridad. En
la temática conceptual de Barón Rojo también encontramos la presencia del
antihéroe, la burla ante esa imagen anglosajona que nos dice que los rockeros
son unos tipos malos o deben serlo: Desde
pequeño ya/ sintió una fuerte vocación/ pequeño espectador de las películas de
acción/ y no le interesó ser como el bueno o el galán/ el malo del guión era su
tipo a imitar/ castigador y animal/ peleón, perverso de hogar/ el siempre tuvo
muy claro lo que iba a ser de mayor/ Malo oooooh, seré El malo. Barón Rojo
transitó muchos caminos, hasta llegar a la valiente definición de vida al
situarse en un espacio poco privilegiado: Estas
en tierra de nadie ya/ en un sombrío lugar/ junto a las sombras que al atacar
te atacan a ti/ no puedes huir/ No escucharán tu predicción de una herencia
letal/ pero dirán “tiene razón”/ cuando quizá sea tarde.
Como verán las letras de Barón Rojo
dan para mucho, y eso que no nos metemos acá con su música ni con toda su obra,
sigamos entonces por brindar un panorama general, con otros grupos, tomemos un
grupo venezolano esta vez, hablemos de Pastel de Gente, rock´n´roleros,
bluseros por excelencia, con la voz de Marcelo Caponi, es incontable la
rebeldía y la exaltación del Blues del Perdedor: Soy un negro en Africa del Sur/ pacifista en medio Oriente/ comunista
en el Country Club y en Moscú soy disidente/ soy un cero a la izquierda/
aléjate de mí/ soy una mala hierba/ jamas tengo la razón/ por siempre soy un
perdedor. Y también es resaltante en este grupo, una aparente canción
tonta, al estilo de esas que nombran la palabra “nena”, con un título risible:
“Esta es tu noche nena”, canción dedicada al certamen que muchas veces parece
definir la estética de nuestro país, me refiero al Mis Venezuela, la letra de
Pastel de Gente reza así: Esta es tu
noche nena/ controla toda tu emoción/ esta es tu noche nena/ si tu llegas a ser
reina/ te exprimiremos como un limón. Y en un tono similar, pero al otro
lado del continente quiero hablarles de unos cuantos grupos mexicanos:
Botellita de Jerez, Maldita Vecindad y el Tri. Botellita de Jerez nos dio un
rock´n´roll cargado de sarcasmo y humor negro, algo bien particular en sus
letras se manifestaba, una desenfadada facultad de nombrar lo cotidiano de los
subterfugios marginales de Ciudad de México, todo dentro de una música festiva
como las calaveras del grabador mexicano Guadalupe Posada:
Otro grupo mexicano, Maldita Vecindad,
juega con las fusiones dentro de la música rock, incluso versionando una
de las rockoleras canciones de Juan Gabriel: “Querida”. Esta agrupación tiene
letras tan duras como “Un poco de sangre” donde se cuenta la historia de un
niño que limpia parabrisas y es arrollado por un gran auto nuevo. El niño y su
problemática social desaparecen, se reducen a una mancha roja en un auto blanco
último modelo.
El rock siempre ha sido y será rebeldía, lucha
contra el poder, contra la cultura dominante, y en él se enfatiza lo local;
esto se evidencia en El Tri de manera innegable. Alex Lora - su cantante-
hombre de extracción popular, nos cuenta sin afeites ni tapujos, las
preocupaciones y problemas de su amado México en temas como niño sin amor: Él nació/ que sé yo/ porque quiso el
destino/ porque quiso Dios/ yo no sé/ porque fue/ solo Dios que es tan grande
pudiera explicarnos/porque ese niño/ teniendo más derecho que tú o que yo ese
niño/ no conoce el amor.
La protesta y la denuncia son
constantes en las canciones del Tri, y los que han escuchado su música y la
horrorosa voz de Alex Lora se preguntarán ¿qué tiene Lora de poético? ¿qué
tienen sus canciones?, y yo me pregunto lo mismo, pero la duda se me aclara al
escuchar al primer AC/DC con Bon Scot, y sobre todo cuando no puedo dejar de
escuchar su grito, el dolor y la autenticidad de lo que nos dice desde esas
canciones duras y violentas, hechas con tanto amor y conocimiento de lo vivido.
Entonces lo poético deja de constituirse en algo bello e intocable y se vuelca
a la vida, se vale de esa palabra callejera y vital, que conforma las canciones
del Tri.
Ya hemos tocado algo de España, México
y Venezuela. Quiero culminar el capítulo nacional nombrando a las bandas que en
los ochenta nos formaron un gusto llenándonos el corazón de esperanza y fuerza,
mientras los sociólogos en los periódicos escribían que éramos la “generación
boba”, “la generación Chiclet´s Adams”, nosotros los hijos de la depauperada
clase media que una vez fue nombrada “La pobreza decente”, escuchábamos a Arkángel,
nos nutríamos de canciones como Hombre Robot, Castillos en el Mar, Desempleado,
Represión Latinoamericana y luego con
Gillman: Víctima de la Sociedad , Levántate y pelea, Ladrolitico y 27 F . Escuchábamos a La Misma Gente ,
cantábamos sus canciones y escribíamos sus letras: Que cuando llueve no es que llueve/es que Dios aprende a llorar/ que
cuando llueve mas te quiero/ y cuando llueve tu no estás / lluvia son tus ojos/
lluvia es mi intranquilidad. O respirábamos lo urbano y cotidianamente
vivido de temas como: Esperando el
autobús te puede costar la vida/ esperando el autobús de Caricuao a Carmelitas/
esperando el autobús de la gente olvidada/ esperando el autobús de los Teques a
Casalta. O vibrábamos con la hermosísima letra del Tamborero con su poesía
lúcida: Tambores del corazón/ tambores de
la esperanza/ tambores de cualquier día cualquier calle / tambor es tambor/
¿qué pasa?. También en esos años nos nutrimos con Resistencia, con
canciones como “Los hijos de la democracia”, “Ponte mosca” o “Pintando una
paloma”, de sus letras que tienen un marcado existencialismo que se muestra en
un heavy metal bien acoplado. No podemos dejar de nombrar cuando hablamos de la
música de la Venezuela
de esos años a Gran Bite, con su fuerza y su riqueza de matices, tampoco
podemos olvidar el extraordinario lirismo de Témpano con Alexis Peña como
vocalista.
En Argentina, país de grandes poetas,
el rock se hizo también un movimiento consistente. Desde Suigeneris, hasta las
lúcidas y escalofriantemente realistas letras de Charlie García: Yo que crecí con Videla / yo que nací sin
poder/ yo que luché por la libertad pero nunca la pude tener/ yo que viví entre
fascistas/ yo que morí en el altar/ yo que crecí con los que estaban bien pero
a la noche estaba todo mal/ Hoy paso el tiempo demoliendo tele/ mientras los
chicos allá en la esquina pegan papeles. O lo poético y simbólico contenido
en temas como el que cito a continuación: Ella
viaja sin parar/ el viejo truco de andar por las sombras/ ella baila sobre el
mar/ ella se va// Pasajera en trance/ pasajera en transito perpetuo (…) Un amor
real es como dormir y andar despierto/ un amor real es como vivir en
aeropuertos. Del rock argentino de esos años no podemos dejar de nombrar el
rock postmoderno de Soda Stereo, cuyas letras nos seducían a la vez que nos
espantaba lo acartonado de los peinados que llevaban sus integrantes. Fito Paez
con su imagen aparentemente despreocupada y sus contradicciones políticas nos
sorprendía con letras como esta: Me gusta
estar al lado del camino/ (…) tener que vérmelas con la resaca/ (...) vivir
atormentado de sentido/ creo que esta si es la parte más pesada/ en tiempos
donde nadie escucha a nadie/ en tiempos donde todos contra todos/ en tiempos
egoístas y mezquinos/ en tiempos donde siempre estamos solos/ (..) habrá que
declararse un inocente/ o habrá que ser abyecto y desalmado. O del mismo
Fito Páez, temas abrasadores y desbordantes como su canción “Desierto”, donde
la pulsión sexual va en crescendo manifestándose tanto en su letra como en su
música, una lástima su postura política de “adulto”. Si hablamos de Argentina no
podemos excluir a Rata Blanca, el grupo de heavy metal, que actualmente cuenta
con una de las mejores voces del rock en español: la de Adrián Barilari, sus
letras nos hablan de Magos e Historias de amor al mejor estilo medieval. Así
tenemos un país que luego de vivir la dictadura de Videla se desborda también
en el afiladísimo rock´n´roll de La
Renga : No me convence
ningún tipo de política/ ni el demócrata ni el fascista/ ¿por qué me tocó ser
así?/ ni siquiera anarquista/ Caminito al costado del mundo con aire de andar
buscándome un rumbo/ ser socio de esta sociedad me puede matar. El
desengaño presente en esa generación dio a los rockeros argentinos un estilo
nacional bien marcado, una conciencia de país y de sociedad definidos que se
reflejó en su música, todo lo contrario a lo que a primera vista puede parecer
el rock, que si bien es siempre rebeldía y como el arte está en contra de lo
establecido, su rebeldía no es sin causa, es por amor a la humanidad y voluntad
de cambio.
El rock hispanoamericano es un tema
sumamente amplio y hermoso, los ejemplos serían incontables, lamento mucho no
hacer referencia a grupos de toda Latinoamérica, pasaré entonces a culminar la
tarea empezada con España. De allí podemos citar varios grupos, desde el
desenfado conciente impreso en el heavy metal de Obús con canciones como
“Deprisa, deprisa”, que narra las vicisitudes de un joven que quiere ver a su
novia y nunca se encuentra con ella, a causa del tráfico de la gran ciudad,
demostrando que la grandiosidad de lo moderno y lo tecnológico se hacen vanos
al transformarse en incomunicación y desencuentro. Debemos nombrar acá también
entre los grupos españoles a Banzay, la
canción que los hizo famosos: Duro y
potente, tienes que ser/ la vida es así/ duro, duro y potente/ como el metal no
se puede romper/ que todo se puede arreglar tan solo depende de ti. Esta
letra constituyó todo un himno entre los adolescentes del momento, con un solo
de guitarra inolvidable que evocaba lo duro del metal. Por otra parte, Héroes
del Silencio, otro grupo de heavy metal, estableció un estilo muy culto y
personal, de ellos podemos citar: (…) los
astros no están más lejos/ que los hombres que trato/ (…) Te he dicho que no
mires atrás/ porque el cielo no es tuyo/ y hay que empezar despacio/ a deshacer
el mundo/ ponme fuera del alcance/ del boceto universal/nos veremos en el
exilio o en una celda. En estas letras la poesía, la intuición, la sensibilidad y lo simbólico se hacen
presentes, la música de Héroes del Silencio se retroalimenta con la historia
literatura y el arte, esto puede evidenciarse en la siguiente canción: Camino del exceso, fuente de placer/ un
plato de desprecio ahoga el veneno/ mientras dure el dinero y dure el empeño/
ladrillo a ladrillo quedan años después/ si estás dispuesto a afrontar la
escena/ no es de William Blake/ ¿estás dispuesto a devorar/ estrellas que
sacien tu sed?. Esta letra de la canción llamada “El camino del exceso”
hace referencia a uno de los poemas de William Blake, -poeta y grabador inglés
de finales el siglo diecinueve-, cito los siguientes versos pertenecientes a
sus Proverbios del Infierno: En tiempos
de siembra aprende, en la cosecha enseña y en el invierno goza/ Conduce carro y
arado sobre los huecos de los muertos/ El camino del exceso lleva al palacio de
la sabiduría. Un poema de William Blake iluminó también a una de las
figuras de la música rock de todos los tiempos: Jim Morrison, el verso que
daría nombre a los Doors dice: Las
puertas de la percepción están abiertas.
En España podemos incluso encontrar el
equivalente en español de Jethorotul, me refiero a Ñu, un rockero que toca la flauta y en cuyo rock hay una
bien asimilada influencia de lo celta y lo medieval, las letras de sus
canciones no desmerecen el hondo sentimiento de su música: es el héroe que va triste y solitario/ que llega al
atardecer/ castiga a magos, duendes y villanos que pagan con sangre su
traición/ Las trompetas suenan la llegada/ la corte le recibe con honor/ la
princesa le clava los ojos en el alma/ si a él no le asusta el amor/ no se
inclina ante el rey/ ni baja la mirada/ arrogancia avalada por valor/ envidia y
traición/ su mirada inspira terror.
Para
culminar el capítulo del rock español me referiré a Manolo García, el vocalista del
Último de la fila, grupo que también dio lo suyo, junto a Leño, Bella Bestia y
muchas otras agrupaciones. Las letras de Manolo García son tan poéticas, que si
hubiese comenzado con él, pudiésemos estar aún comentando sus imágenes y
estableciendo analogías literarias, sus canciones son para escribir mucho,
serán tema de otro análisis, veamos una de ellas:
Como tú, camino por ésta estrecha
calle /como tú necesito soles que giren para alumbrarme/ que hagan brillar lo
bueno que pueda haber en el alma/ sonrío al viento porque en él huelo el humo
del incendio/ porque sé que la fe es creer/ en algún dios aunque no exista/ o
existir aunque ese dios a veces no crea en ti/ En caminar aunque hoy no brille
tu estrella/ Como tú camino por esta tierra que hoy será yerma/ Levedad, somos
levedad.
Lo efímero del instante, de la vida en
sí son plasmados por Manolo García, un hombre que ha conocido y compartido
varios oficios: la pintura, la gráfica, la música y la poesía, cito otra de sus
letras: Sobre mis párpados vela/ el gallo de la madrugada, /sobre el péndulo
que la vigilia mueve./ Tus rotundas palabras, tu cortante gesto/ son el gélido
viento que silba/ por las rendijas de mi pensamiento/ Y es tan grande la
tristeza que hoy siento.../ Aléjate espejismo del amor eterno/ sólo eres
literaria veleidad/ ni al peregrino das posada ni al sediento agua/ ni al que
ansía saber muestras la verdad.
La poesía y el rock, se acercan, se
coquetean, hacen que busquemos tanto en uno como en el otro, no están jamás
separados, y la vida no debe verse a través de parcelas de conocimiento, acá
estoy frente a ustedes, y ustedes y nosotros frente a la eternidad y el mundo.
Hagamos cada uno desde nuestros corazones una reflexión interior y topémonos
con lo absolutamente glorioso e indestructible, lo que ha sido, lo que fue y
será realmente sincero y verdadero: el rock y la poesía. Hagamos de nuestro
arte lo que se nos venga en gana, lo necesario y extraordinario que deba nacer:
el rock y la poesía de todos los tiempos.
Ximena Benítez
"La poética del Rock", auditorio del Museo de Bellas Artes, Caracas, 2004.