domingo, 27 de diciembre de 2015

Lunisolio cumple un año en Internet





La palabra Lunisolio viene de Luna, Sol y Soledad, fue el nombre de un performance que realicé en los talleres de escultura del Instituto de Estudios Superiores de Artes Plásticas Armando Reverón, hoy Unearte en Caracas, corría el año de 1999, esa obra fue el resultado de una solicitud que me hizo el maestro escultor Luis Marín, mi profesor. 

Desde entonces el nombre de Lunisolio me ha acompañado, mis direcciones de email llevan ese nombre y este mi blog, también. En algún momento contaré cómo se gestó ese performance que tengo registrado en diapositivas. Sólo adelantaré que había una escalera en la que estaba escrita la palabra Lunisolio y descendí a través de cada peldaño. El performance no fue una obra de celebración, nació del dolor y me ayudó a cimientarme, a reconstruirme, el arte es salvador por naturaleza, reconstituyente, tiene uno que aprender a vivir con él y por él, pero ese es otro tema.

Mi trabajo como poeta y editora de este blog no carece de accidentes, los del tiempo de la ciudad con responsabilidades como profesional y madre, además de que siempre me he sentido de otro tiempo, de uno en que pueda macerar los textos como pasas en licor, para luego orearlos y tener la oportunidad de escoger si merecen la pena ser publicados o no; sin embargo, siento que como todo va tan veloz  necesito un espacio expresivo para mostrar a una pequeña, cálida y necesaria audiencia los pensamientos y motivos que tal vez no quepan en ningún otro lugar, que no circulen en la revista de moda, ni sean del interés de diarios ni ostenten estar en  las páginas de revistas literarias. Construir así una suerte de vitrina para quien desee leer, no importa si se llega por accidente, por juego, por amor o antipatía, un espacio para decir lo que necesite expresar. Además algo que se va construyendo como complemento de mi obra poética, que da cuenta de cómo pienso, un ámbito que hable sobre mi proceso creativo, cosa que el lector-espectador pueda comprender algunas cosas, o enredarse más según le plazca, hacerse o hacerme nuevas preguntas. 

Confieso que siento que las gavetas pueden ser útiles, pero son también peligrosas, yo que en mi obra plástica trabajo el espacio y los contenedores, les tengo amor, las mantengo pero me dan mucho que pensar, cuando se muestran a quien no debe, pero sobretodo cuando luego de la muerte del artista son vaciadas, cuando son mimadas por familiares perecederos, cuando resultan inútiles y transitorias, por esa y otras razones hoy les cuento a ustedes desde acá lo que les digo, este es nuestro primer año, vendrán más días, nuevas Lunas y Soles para leer en Soledad.



Ximena Benítez

Caracas, 27 de diciembre de 2015