Ana Enriqueta Terán
Ximena Benítez
El libro Piedra de Habla, número 252 de la Fundación Editorial Biblioteca
Ayacucho materializa la síntesis de la obra poética de una de las voces más
hondas de la poesía hispanoamericana: Ana Enriqueta Terán (Valera, Trujillo
1918). Dulzura y fortaleza, tenacidad de hermosísima mujer, arropada por sus
ancestros, sostenida por una intuición inefable, bendecida por la poesía.
Este volumen de la Fundación
Editorial Biblioteca Ayacucho nos ofrece una antología de poemas realizado por
la autora, con prólogo, cronología y bibliografía de la poeta e investigadora
Patricia Guzmán. La portada de este libro reproduce un detalle de un retrato de
Ana Enriqueta Terán realizado por el artista plástico Gabriel Bracho.
Portada del libro Piedra de Habla, Fundación Editorial Biblioteca Ayacucho
Ana Enriqueta Terán ha representado
para la generación de poetas a la que pertenezco, un ejemplo de virtud en vida
y obra. ¿Cómo puede percibirse la vida desde la feminidad, con tantas cosas que
se esperan de una niña, de una jovencita, de una mujer, de una esposa, de una
madre, de una dama que esencialmente es poeta? ¿Cómo en ella se va construyendo una obra,
cómo lleva su casa, cómo es Ana Enriqueta hija, hermana, cómo construye su
familia, cómo vive, cómo se relaciona
con la comunidad, con el mundo, con sus animales, con sus plantas, con la
naturaleza?, ¿cómo respira desde la venezolanidad a través de las edades, las
épocas? con las ausencias y sus duelos, con la certeza de la compañía amorosa
de quienes ama y la amaron, con la paciencia y la fuerza de vivir, de
alumbrarse desde adentro y jamás desatender su vocación creadora, la poesía, la
palabra.
En su poesía en sus sonetos conviven
las formas de lo antiguo siendo nuevo:
SONETO DEL DESEO MÁS ALTO
Necesito un anillo delirante
para la oculta sombra de mi mano,
un archivo de mar para el verano
y documentos para el agua suplicante.
Para mi mano un riguroso guante
de piel de tiempo y pensamiento vano
y la mesa de juego donde gano
contra la muerte mi color menguante.
Una sortija de algas con países
y lenguas diferentes, con nocturnos
bisontes y cuadernos vegetales;
para mi mano los rebaños grises,
las edades de tactos taciturnos
y el pulso de secos minerales. (1)
Este soneto muestra como lo finito va
a lo infinito y regresa, como la cercanía con el mar que va y viene se nutre de
sí mismo, en este texto el tiempo está presente, aparece la escritura, el acto
de escribir y la mano por momentos puede contemplarse como una pintura por la
que transitan rebaños grises, tactos
taciturnos, pulso de secos minerales.
La rítmica musicalidad del verso
libre cobra cuerpo en sus textos, sus temas son diversos, las sensaciones o lo que simbolizan
vestiduras de ropas oscuras o claras, ejemplo, la cercanía al presagio, escribe sobre ciertas posturas de mujeres que
fueron estigmas de algunos tiempos, como en este poema:
LAS CULEBRAS DEL REINO
Estas son las culebras del reino. Las
grandes damas que hacen mandados.
Señoras delicadas y muy libres hacia las
ceremonias futuras.
Las damas que amanecen con nuevos
nombres unidos al tabaco verde;
que agitan huesos de ídolos y se
encuevan en palacios de oro,
-“Queremos agujas, hilo, tela blanca.
Cenizas para el despido y la luz”.
¡Oh! Las damas, viejas damas que
hacen mandados.
ESTAS SON LAS CULEBRAS DEL REINO.
En este poema lo sombrío de lo
femenino sale a la luz, es un texto que muestra la hipocresía y las apariencias
en torno a las mujeres de una época,
pueden en algunos lugares aún encontrarse personajes como estos.
Este otro texto, -precioso en su
resplandor- lo antecede en este libro:
SE
ALABA ESTA CASA
Se alaba esta casa plena de recursos
seculares: se hace el pan.
Se hacen manteles, sábanas. La mesa
servida. Se ocultan fechas,
malas horas, ciertas plantas, ciertas
plantas. Pesadumbre:
fogón con rescoldos de días
anteriores, banderas, banderas.
Se ausculta el cielo, hombres que
conversan debajo de los árboles,
Se tiñen las botas del primogénito
con jugos de acanto.
Se alaba esta casa visitada por la
humildad
Y CORONADA DE BUENOS DESEOS.
La poesía de Ana Enriqueta Terán
resulta cada vez más cautivante a medida que se le aprende a escuchar no solo
desde sus sentidos, principalmente desde su musicalidad. Sus poemas nos ofrecen
una extensa familia de palabras como la naturaleza del trópico, venezolana hasta
la médula, la poetisa habla desde la verdad,
abraza la verdad, las imágenes de su poesía nos desnudan bellezas,
fealdades, envidias, precogniciones, deseos, misterios, tenacidad en saberse
dueña de sí misma en una perpetua búsqueda escritural que se renueva en su
relación vital con los ciclos temporales. Cuando se lee Piedra de Habla de Ana Enriqueta Terán se entra a un universo
complejo, colorido, privilegiado, consiente de su tiempo y de su espacio vital,
consciente de la condición de mujer venezolana de su autora, de su temporalidad
y lenguaje, sin duda este es un libro para leer y releer, un libro que nos
acompañará entrañablemente, porque la poesía de Ana Enriqueta Terán es
extraordinaria y necesaria para todo el que desee conocer la literatura
venezolana.